Muy recientemente, una serie de fatales comentarios dejados, tal vez al azar, en mi humilde blog me han hecho meditar profunda y fructíferamente acerca de un tema que reviste gran importancia para un muy reducido número de personas -no para mí- y por el cual la gente parece capaz de cometer las mayores barbaridades verbales. Estoy hablando del homosexualismo.
La situación con Fanfatal podría haber degenerado en una amarga polémica si no fuera porque hace ya tiempo que me elevé por encima de estas meras discusiones mundanas: el odio ajeno no tiene ningún poder sobre mí. Me atraviesa dejándome intacta como el viento discurre, inofensivo, a través de las espirales pétreas de la Ciudad Encantada de Cuenca. Hace ya ciclos que incorporé a mi modus operandi el concepto taoísta del wu wei: en mi existencia pacífica, soy más fuerte que todos los violentos del mundo.
En cualquier caso, y porque percibo que en el fondo esta persona no es mala, sino simplemente está confundida y dañada mental y espiritualmente, creo que viene al caso una buena explicación de los motivos que le han llevado a equivocar el sentido de mis palabras y empezar esta triste situación.
En ningún momento he manifestado que el homosexualismo sea una enfermedad. Menuda tontería. Aborrezco el mismo concepto de "enfermedad" por estar íntimamente ligado a una tradición semántica clínica y, por ende, cientificista. La enfermedad, tal y como la entienden los fisiólogos, no existe. En su lugar dije que Aquiles, y por lo visto también el propio Fatal, tienen un grave defecto, y lo mantengo. ¡Faltaría más! No hace falta haber leído a Plotino para darse cuenta de la verdad palmaria de mis palabras.
Es una de las pocas cosas en la que la Iglesia Católica (institución que representa a una importante rama de esa religión advenediza y profundamente poco original que es el cristianismo) y yo estamos de acuerdo, aunque naturalmente los motivos vaticanos están equivocados (y conducen a una serie de consecuencias totalmente arbitrarias y equivocadas, como explicaré con pericia más adelante), pero lo importante es que por una vez coincidimos en lo esencial: el homosexualismo es un problema y un defecto en la Hechura Del Ser. No por esa tontería de la complementariedad entre hombre y mujer que aducen los anquilosados teólogos judeocristianos (¡a quién se le ocurre!), sino por una elemental cuestión de Energías Tántricas.
El Amor es la fuerza que mantiene unidas a todas las cosas, desde la más minúscula flor a las eternas órbitas circulares de los planetas en torno a la Tierra. Sin el Amor, todo esto se desintegraría, se disgregaría, se desgraciaría, se difuminaría en un No-Ser abismal y oscuro. El Amor no es una fuerza estática, sino que fluye: es necesario difundirla, reforzarla y ampliarla. Como bien dijo la gran teósofa Petrovna Blavatsky:
El Amor, en definitiva, debe multiplicarse. Hay muchas formas de Amor, como el de una madre a sus hijos, o el de un hombre a su obra artística, o el de un amigo a otro, pero uno de los más fundamentales, y en eso estaréis todos de acuerdo conmigo, es el amor sexual. Es importante Amarse Sexualmente, y en cierta medida de ello depende el bienestar kármico de toda la Creación.
La homosexualidad es un grave defecto, de la misma forma que la heterosexualidad es un pequeño defecto. Me explico: una persona que restringe voluntaria o involuntariamente el número de posibles parejas sexuales que puede tener a lo largo de su vida está escupiendo a la cara de la Naturaleza y del mismo concepto del Amor Cohesionador De La Existencia. Lo ideal es ser bisexual o al menos practicar la bisexualidad: los heterosexuales puros tienen el pequeño defecto de cerrarse casi a la mitad de los posibles seres humanos con los que podrían practicar Sexo Gozoso, mientras que los homosexuales incurren en el gran defecto de encerrar sus energías sexuales dentro de una raquítica minoría de semejantes. ¡Un grave error y un desperdicio de energías tántricas de proporciones cósmicas!
Al menos los homosexuales clásicos insistían en practicar una forma de saludable promiscuidad sexual que, si bien no la solucionaba, al menos mitigaba la mefítica influencia de su sexualidad defectuosa. Pero los homosexuales modernos pretenden casarse y ser monógamos: ¿es que han perdido por completo el Norte? Por eso me opongo radicalmente a las iniciativas legales ultracatólicas del gobierno de Rodríguez Zapatero.
Los gays orgullosos, que pasean de las manos de sus esposos y perpetúan así un modelo caduco de familia antinatural, no solo padecen el grave defecto acerca del cual vengo hablando desde el principio de esta entrada, sino que además exhiben descaradamente su error. Por eso aplaudo a personas valientes como Aquiles, homosexuales que reniegan de la mal llamada "causa" gay, que muy atinadamente se oponen a ese engendro legal de las bodas entre hombres, y que no tienen pelos en la lengua a la hora de apoyar públicamente a los partidos que, por las razones que sean, ven claro que otorgar derechos a las personas homosexuales es un error de bulto.
Por supuesto, en todo este discurso no podemos olvidar la dignidad personal de los individuos homosexuales que, en su mayor parte, no tienen la culpa de su situación. Ésta puede haber sido generada por una mala alimentación, por malas influencias, por un designio superior o, simplemente, por algo tan habitual como un mal de ojo. En este último caso, la homosexualidad puede ser curada con un contrahechizo adecuado, pero en los demás la situación no es tan fácil y el homosexual se ve abocado, sin quererlo, a una vida de sufrimientos y de odio reprimido como el que parece inundar a Fanfatal. A estar personas hay que Amarlas el doble que a las demás.
Espero que ahora la situación quede mucho más clara.
Paz y Amor,
La situación con Fanfatal podría haber degenerado en una amarga polémica si no fuera porque hace ya tiempo que me elevé por encima de estas meras discusiones mundanas: el odio ajeno no tiene ningún poder sobre mí. Me atraviesa dejándome intacta como el viento discurre, inofensivo, a través de las espirales pétreas de la Ciudad Encantada de Cuenca. Hace ya ciclos que incorporé a mi modus operandi el concepto taoísta del wu wei: en mi existencia pacífica, soy más fuerte que todos los violentos del mundo.
En cualquier caso, y porque percibo que en el fondo esta persona no es mala, sino simplemente está confundida y dañada mental y espiritualmente, creo que viene al caso una buena explicación de los motivos que le han llevado a equivocar el sentido de mis palabras y empezar esta triste situación.
En ningún momento he manifestado que el homosexualismo sea una enfermedad. Menuda tontería. Aborrezco el mismo concepto de "enfermedad" por estar íntimamente ligado a una tradición semántica clínica y, por ende, cientificista. La enfermedad, tal y como la entienden los fisiólogos, no existe. En su lugar dije que Aquiles, y por lo visto también el propio Fatal, tienen un grave defecto, y lo mantengo. ¡Faltaría más! No hace falta haber leído a Plotino para darse cuenta de la verdad palmaria de mis palabras.
Es una de las pocas cosas en la que la Iglesia Católica (institución que representa a una importante rama de esa religión advenediza y profundamente poco original que es el cristianismo) y yo estamos de acuerdo, aunque naturalmente los motivos vaticanos están equivocados (y conducen a una serie de consecuencias totalmente arbitrarias y equivocadas, como explicaré con pericia más adelante), pero lo importante es que por una vez coincidimos en lo esencial: el homosexualismo es un problema y un defecto en la Hechura Del Ser. No por esa tontería de la complementariedad entre hombre y mujer que aducen los anquilosados teólogos judeocristianos (¡a quién se le ocurre!), sino por una elemental cuestión de Energías Tántricas.
El Amor es la fuerza que mantiene unidas a todas las cosas, desde la más minúscula flor a las eternas órbitas circulares de los planetas en torno a la Tierra. Sin el Amor, todo esto se desintegraría, se disgregaría, se desgraciaría, se difuminaría en un No-Ser abismal y oscuro. El Amor no es una fuerza estática, sino que fluye: es necesario difundirla, reforzarla y ampliarla. Como bien dijo la gran teósofa Petrovna Blavatsky:
"Любовь является большой, любовь красива. Бог - любовь, и любовь - Бог Непосредственно. Займитесь любовью и Вы будете заставлять Бога непосредственно быть среди Вас и ваших многих любителей"Письма к Елена (1874)
El Amor, en definitiva, debe multiplicarse. Hay muchas formas de Amor, como el de una madre a sus hijos, o el de un hombre a su obra artística, o el de un amigo a otro, pero uno de los más fundamentales, y en eso estaréis todos de acuerdo conmigo, es el amor sexual. Es importante Amarse Sexualmente, y en cierta medida de ello depende el bienestar kármico de toda la Creación.
La homosexualidad es un grave defecto, de la misma forma que la heterosexualidad es un pequeño defecto. Me explico: una persona que restringe voluntaria o involuntariamente el número de posibles parejas sexuales que puede tener a lo largo de su vida está escupiendo a la cara de la Naturaleza y del mismo concepto del Amor Cohesionador De La Existencia. Lo ideal es ser bisexual o al menos practicar la bisexualidad: los heterosexuales puros tienen el pequeño defecto de cerrarse casi a la mitad de los posibles seres humanos con los que podrían practicar Sexo Gozoso, mientras que los homosexuales incurren en el gran defecto de encerrar sus energías sexuales dentro de una raquítica minoría de semejantes. ¡Un grave error y un desperdicio de energías tántricas de proporciones cósmicas!
Al menos los homosexuales clásicos insistían en practicar una forma de saludable promiscuidad sexual que, si bien no la solucionaba, al menos mitigaba la mefítica influencia de su sexualidad defectuosa. Pero los homosexuales modernos pretenden casarse y ser monógamos: ¿es que han perdido por completo el Norte? Por eso me opongo radicalmente a las iniciativas legales ultracatólicas del gobierno de Rodríguez Zapatero.
Los gays orgullosos, que pasean de las manos de sus esposos y perpetúan así un modelo caduco de familia antinatural, no solo padecen el grave defecto acerca del cual vengo hablando desde el principio de esta entrada, sino que además exhiben descaradamente su error. Por eso aplaudo a personas valientes como Aquiles, homosexuales que reniegan de la mal llamada "causa" gay, que muy atinadamente se oponen a ese engendro legal de las bodas entre hombres, y que no tienen pelos en la lengua a la hora de apoyar públicamente a los partidos que, por las razones que sean, ven claro que otorgar derechos a las personas homosexuales es un error de bulto.
Por supuesto, en todo este discurso no podemos olvidar la dignidad personal de los individuos homosexuales que, en su mayor parte, no tienen la culpa de su situación. Ésta puede haber sido generada por una mala alimentación, por malas influencias, por un designio superior o, simplemente, por algo tan habitual como un mal de ojo. En este último caso, la homosexualidad puede ser curada con un contrahechizo adecuado, pero en los demás la situación no es tan fácil y el homosexual se ve abocado, sin quererlo, a una vida de sufrimientos y de odio reprimido como el que parece inundar a Fanfatal. A estar personas hay que Amarlas el doble que a las demás.
Espero que ahora la situación quede mucho más clara.
Paz y Amor,
Moonstar