En mi transición desde mi pasado ser mundano, materialista y vacuo a mi presente estado de perpetua búsqueda de la Iluminación se han ido produciendo una serie de hitos que considero verdaderos y sucesivos renacimientos personales. A la manera de la perpetua metamorfosis del devenir preconizada por LeBeouf, cada uno de estos momentos de transformación han ido marcando una etapa de incrementada libertad personal y sabiduría carismática, proceso siempre en expansión cuyo fin, por su propia naturaleza, jamás puede ser totalmente alcanzado.
Una de esas epifanías, y posiblemente la tercera más importante, fue mi liberación de las cadenas de ese pernicioso pensamiento lógico aristotélico que emponzoña todos los aspectos de la sociedad moderna. Los últimos dos mil trescientos años han estado dominados por esta filosofía inhumana que, extendiéndose como un cáncer desde la antigua Grecia con el beneplácito de los escritores latinos, la connivencia de la Iglesia Católica y el impulso malintencionado de la oscura élite de tecnócratas que pretenden dominar el mundo, ha acabado instalándose de tal manera en el alma colectiva que la mayor parte de la gente, aún no iluminada, ha acabado aceptando como natural lo que no es sino justo lo contrario: un esquema frío y cadavérico de reglas fijas que constriñen nuestra vitalidad.
Porque los axiomas, premisas y corolarios de las lógicas aristotélica y booleana pueden estar bien para las máquinas, esas computadoras y electrodomésticos que nos invaden, pero... ¿qué significado tiene un vulgar condicionante lógico al lado de un corazón vivo, palpitante, de un ser humano cálido y fugaz, que tiene los sentimientos a flor de piel? Ninguno en absoluto. El mundo de las causas y los efectos, de las hipótesis y las síntesis, de las inducciones y las deducciones no es más que una jaula ideológica que construyen las mentes débiles y enfermas para intentar aprisionar La Inefable Grandeza De La Creación.
Yo no me dejo aprisionar por esos pequeños esquemas cuadriculados: mi Ser se extiende más allá de lo inmediatamente predecible por las categorías aristotélicas. Y afortunadamente no soy la única.
Voy a poner como ejemplo, dedicándole toda la atención y el cariño que se merece, un caso que ha llegado a convertirse en muy cercano a mi corazón: una persona admirable y muy querible, a pesar de cargar con un triste defecto que él no ha elegido, y con la cual me siento más y más identificada cada día que pasa. Estoy hablando de mi amigo FanFatal, a quien mando un caluroso saludo desde estas páginas. Una de las cosas que más me unen a él es que percibo que, bajo su aparentemente áspero comportamiento, en su interior late un alma profundamente comprometida con la causa de la libertad y del no-aristotelismo, que le lleva a defender causas que, desde un corto punto de vista puramente lógico, parecen contradictorias entre sí. Tal es el caso del liberalismo, excelente ideología que él y yo profesamos y que sitúa en lo más alto de sus principios el de el respeto a la libertad individual, por encima de las imposiciones interesadas del Estado, los grupos mediáticos y la mal llamada corrección política, y siempre y cuando el ejercicio de dicha libertad esté de acuerdo con la justa legalidad y la convivencia de los individuos. El compromiso de FanFatal con el liberalismo es tan fuerte e indudable como el mío propio, y sin embargo ciertas personas malpensadas han estado últimamente poniéndolo en tela de juicio, y todo por una mezquina aplicación de las mal llamadas leyes de la lógica.
Es cierto que el blog de mi amigo Fanfatal se constituye casi únicamente de fragmentos copiados a otros blogs amigos o enemigos (yo también copiaría a gente que escribe mejor que yo, si la encontrara), y que dedica gran parte de sus esfuerzos a intentar acallar, con desproporcionada violencia verbal, a personas que, incluso dentro de la Red Liberal (a la que aspiro algún día a pertenecer), manifiestan opiniones contrarias a las suyas. Pues bien: ¿y qué? Los pobres hombres -y también alguna pobre mujer, pero son menos- que analizan lógicamente las acciones de sus congéneres pueden pensar que tal tipo de comportamiento hacen de FanFatal ora un hipócrita, indigno de la filosofía liberal que dice mantener, ora un débil ideológico, lleno de aparentes e insondables contradicciones. Según estos mal pensados, FanFatal estaría haciendo un flaco favor a la causa del liberalismo, e incluso se ha comentado que puede tratarse de un socialista camuflado intentando hacer añicos la integridad moral de la Red Liberal. ¡Acabáramos!. Y el pueril argumento de estas lamentables personas suele proceder de la siguiente manera: si las opiniones de Fulano o Mengano no agradan a FanFatal, lo que éste debería hacer es no leerlas y respetar su libertad de expresión en lugar de atacar a los mencionados Fulano y Mengano, etc. Pero eso, amigas mías, es una trampa del pensamiento lógico: una trampa que debemos rechazar.
Porque yo sé que ni FanFatal ni yo tenemos por qué someternos a los dictados de la fría lógica mecanicista: somos almas vibrantes, pertenecientes al mundo de lo espiritual y de la lógica borrosa, difusa, flexible. Ahí radica parte de nuestra grandeza. Y si la gente no lo percibe es por dos motivos: por vivir engañados por el paradigma cartesiano, y porque no nos entienden. En el caso de FanFatal, porque se expresa con una apabullante pobreza de lenguaje. En mi caso, justo por lo contrario. Pero más allá de esta aparente diferencia se encuentra la Sagrada Unidad de las Esencias, que nos convierten básicamente en un mismo ser.
Por tanto, amigas y amigos, rechacemos el pensamiento único, con su lógica única: hay otros mundos más allá del mar de lo cotidiano.
Paz y Amor,
Una de esas epifanías, y posiblemente la tercera más importante, fue mi liberación de las cadenas de ese pernicioso pensamiento lógico aristotélico que emponzoña todos los aspectos de la sociedad moderna. Los últimos dos mil trescientos años han estado dominados por esta filosofía inhumana que, extendiéndose como un cáncer desde la antigua Grecia con el beneplácito de los escritores latinos, la connivencia de la Iglesia Católica y el impulso malintencionado de la oscura élite de tecnócratas que pretenden dominar el mundo, ha acabado instalándose de tal manera en el alma colectiva que la mayor parte de la gente, aún no iluminada, ha acabado aceptando como natural lo que no es sino justo lo contrario: un esquema frío y cadavérico de reglas fijas que constriñen nuestra vitalidad.
Porque los axiomas, premisas y corolarios de las lógicas aristotélica y booleana pueden estar bien para las máquinas, esas computadoras y electrodomésticos que nos invaden, pero... ¿qué significado tiene un vulgar condicionante lógico al lado de un corazón vivo, palpitante, de un ser humano cálido y fugaz, que tiene los sentimientos a flor de piel? Ninguno en absoluto. El mundo de las causas y los efectos, de las hipótesis y las síntesis, de las inducciones y las deducciones no es más que una jaula ideológica que construyen las mentes débiles y enfermas para intentar aprisionar La Inefable Grandeza De La Creación.
Yo no me dejo aprisionar por esos pequeños esquemas cuadriculados: mi Ser se extiende más allá de lo inmediatamente predecible por las categorías aristotélicas. Y afortunadamente no soy la única.
Voy a poner como ejemplo, dedicándole toda la atención y el cariño que se merece, un caso que ha llegado a convertirse en muy cercano a mi corazón: una persona admirable y muy querible, a pesar de cargar con un triste defecto que él no ha elegido, y con la cual me siento más y más identificada cada día que pasa. Estoy hablando de mi amigo FanFatal, a quien mando un caluroso saludo desde estas páginas. Una de las cosas que más me unen a él es que percibo que, bajo su aparentemente áspero comportamiento, en su interior late un alma profundamente comprometida con la causa de la libertad y del no-aristotelismo, que le lleva a defender causas que, desde un corto punto de vista puramente lógico, parecen contradictorias entre sí. Tal es el caso del liberalismo, excelente ideología que él y yo profesamos y que sitúa en lo más alto de sus principios el de el respeto a la libertad individual, por encima de las imposiciones interesadas del Estado, los grupos mediáticos y la mal llamada corrección política, y siempre y cuando el ejercicio de dicha libertad esté de acuerdo con la justa legalidad y la convivencia de los individuos. El compromiso de FanFatal con el liberalismo es tan fuerte e indudable como el mío propio, y sin embargo ciertas personas malpensadas han estado últimamente poniéndolo en tela de juicio, y todo por una mezquina aplicación de las mal llamadas leyes de la lógica.
Es cierto que el blog de mi amigo Fanfatal se constituye casi únicamente de fragmentos copiados a otros blogs amigos o enemigos (yo también copiaría a gente que escribe mejor que yo, si la encontrara), y que dedica gran parte de sus esfuerzos a intentar acallar, con desproporcionada violencia verbal, a personas que, incluso dentro de la Red Liberal (a la que aspiro algún día a pertenecer), manifiestan opiniones contrarias a las suyas. Pues bien: ¿y qué? Los pobres hombres -y también alguna pobre mujer, pero son menos- que analizan lógicamente las acciones de sus congéneres pueden pensar que tal tipo de comportamiento hacen de FanFatal ora un hipócrita, indigno de la filosofía liberal que dice mantener, ora un débil ideológico, lleno de aparentes e insondables contradicciones. Según estos mal pensados, FanFatal estaría haciendo un flaco favor a la causa del liberalismo, e incluso se ha comentado que puede tratarse de un socialista camuflado intentando hacer añicos la integridad moral de la Red Liberal. ¡Acabáramos!. Y el pueril argumento de estas lamentables personas suele proceder de la siguiente manera: si las opiniones de Fulano o Mengano no agradan a FanFatal, lo que éste debería hacer es no leerlas y respetar su libertad de expresión en lugar de atacar a los mencionados Fulano y Mengano, etc. Pero eso, amigas mías, es una trampa del pensamiento lógico: una trampa que debemos rechazar.
Porque yo sé que ni FanFatal ni yo tenemos por qué someternos a los dictados de la fría lógica mecanicista: somos almas vibrantes, pertenecientes al mundo de lo espiritual y de la lógica borrosa, difusa, flexible. Ahí radica parte de nuestra grandeza. Y si la gente no lo percibe es por dos motivos: por vivir engañados por el paradigma cartesiano, y porque no nos entienden. En el caso de FanFatal, porque se expresa con una apabullante pobreza de lenguaje. En mi caso, justo por lo contrario. Pero más allá de esta aparente diferencia se encuentra la Sagrada Unidad de las Esencias, que nos convierten básicamente en un mismo ser.
Por tanto, amigas y amigos, rechacemos el pensamiento único, con su lógica única: hay otros mundos más allá del mar de lo cotidiano.
Paz y Amor,
Moonstar
