Por una vez, voy a romper mi costumbre de hablar de temas trascendentes y voy a bajar a la arena de los asuntos mundanos y consuetudinarios de la res publica.
Asisto con perplejidad, dolor y tristeza al triste panorama político de la crisis del partido al que aún a día de hoy estoy afiliada -aunque no sé si por mucho tiempo más, visto lo visto-, el Partido Popular. Ante la traición ideológica y la ambigüedad moral de Mariano Rajoy al Partido que mejor ha defendido hasta la fecha los ideales liberales, anticientíficos y espirituales que mantengo, me encuentro en una encrucijada: ¿debo proseguir con mi valioso apoyo al Partido o retirarme a la vida de contemplación en la que me encuentro más cómoda conmigo misma?
He de admitir que no siempre he estado lo suficientemente comprometida con la política. Pasé mi primera juventud ocupada en la superficialidad de mis viajes, los flashes de las cámaras fotográficas y los vacuos oropeles del siempre mutátil mundo de la moda. Ningún elemento de la realidad política, ni (mucho peor aún) de la Realidad Trascendente podía penetrar la burbuja de consumo, fiestas y vanidad en la que me había envuelto de una forma tan asfixiante.
Algún día haré la narración completa de cómo conseguí escapar de ese mundo y Hacerme Mejor Persona, gracias a la inestimable ayuda de mis mentores espirituales. El relato sería demasiado largo para contarlo hoy, y además tengo clase de Meditación dentro de media hora. El caso es que a medida que mi Conciencia fue Despertando despertáronse a la vez en mi interior una serie de compromisos morales: a favor de la Vida, en contra del Materialismo y el Pensamiento Único de esta sociedad podrida. En lo abstracto, empezó una etapa de viajes hacia el interior de mí misma que me permitieron Conocerme Mejor. En lo concreto, me uní entusiastamente a una Cruzada contra los grandes males de nuestra época: la mal llamada "ciencia", el materialismo (y su hórrido heredero, el marxismo), las oscuras multinacionales de las armas, los cosméticos y los productos lácteos, farmacéuticos, etc.
Encontré un insospechado aliado en el Partido Popular, de la forma más inesperada. Durante una breve época mantuve relaciones con un joven profesor asociado de la Universidad Autónoma de Madrid. Pese a que me repugnaba su profesión -físico-, pude percibir que en su interior no todo estaba perdido, sino que anidaba dentro de él una llama de calor humano dispuesta a mantener su brillo en el mundo frío y cartesiano de mecanismos y epiciclos en el que él se movía. Eso, y que estaba muy bueno. Era, a la sazón, la época del segundo mandato de José María Aznar y mi joven amante físico, a lo largo de varias conversaciones de cama, me hizo saber el clima de desesperación que existía en la comunidad universitaria por causa de la política científica y presupuestaria del Partido Popular, que había reducido en gran medida los fondos para la "ciencia" básica y había incrementado de tal forma las barreras burocráticas que era poco menos que imposible mantener vivos los proyectos de investigación.
No lo manifesté en mi rostro para no hacer sufrir a mi amante, pero la noticia me llenó de una alegría.
Por fin había encontrado un Partido comprometido con mis mismas causas, decidido de una vez a cerrar el grifo a esa casta parásita de investigadores y científicos que tanto daño hace a Nuestra Bendita Madre Tierra. Me dediqué a recorrer hemerotecas, a consultar oráculos y a preguntar a mis contactos en el Siglo, y pude comprobar que en efecto la producción científica de España se había desplomado en los años de buena labor de gobierno del Partido Popular. Días más tarde, me afilié al Partido.
No sólo coincido con la posición del PP en su oposición a la ciencia, sino también en otras muchas cuestiones de vital importancia.
Por ejemplo, la sanidad. Ya sabéis que rechazo el pensamiento moderno, según el cual el cuerpo humano no es más que una sofisticada máquina biológica y que considera la medicina como una rama más de la fontanería. Hemos dejado que nos vendan un paradigma de antibióticos, trasplantes, cirugía y radiografías, dejando de lado técnicas curativas mucho más humanas, milenarias y satisfactorias: la imposición de manos, la Homeopatía, la Sanación Astral, la herboristería, la acupuntura, la Resonancia Zen y un largo etcétera. Hemos pasado de un conocimiento unificador del Cuerpo y el Alma a un chapucero sistema de prescripciones y recetas basadas en drogas químicas e implantes cibernéticos que destruyen nuestros equilibrios, especialmente los femeninos. Por lo tanto, una persona socialmente responsable se haya en la obligación de luchar contra este sistema monstruoso de hospitales, farmacéuticas, vacunas y prótesis. Cualquier iniciativa destinada a destruir el infame sistema de "salud pública" que tenemos es bienvenido: en ese sentido, sólo el Partido Popular ha dado pasos en la dirección correcta.
Lo mismo ocurre de la Educación Pública, actual nido de ratas en el que se inculca a nuestros infantes nociones perniciosas como física, religión católica, química o educación para la ciudadanía. Abogo por acabar de una vez por todas con ella, si no por la manera directa, que sería la deseable pero comprendo que la más difícil, al menos sí mediante la implantación de un sistema subversivo de educación concertada que facilite, llegado su momento, la disolución completa de la escuela pública.
Por no hablar de la posición firme y honesta de mi Partido en contra de la promoción, difusión y equiparación jurídica del homosexualismo, otro hito en la actuación social del Partido Popular cuya causa apoyo decididamente.
Todo esto, sin embargo, se encuentra en peligro por la ambición de personas como Gallardón y otros oscuros sicofantes, tecnócratas hambrientos de su cuota de poder. Qué decepción que el Partido se esté plegando a sus intereses en vez de al idealismo de mujeres válidas como Esperanza Aguirre y María San Gil.
En estas condiciones, me siento fuertemente tentada de abandonar el barco y unirme al partido UPyD. Sin embargo, no me atrevo a dar el paso: Rosa Díez se muestra ambigua respecto a las cosas que realmente interesan, y nunca ha hecho declaraciones acerca de los puntos realmente importantes de su programa... Esperaré un tiempo, intentaré Interpretar los Signos, y tomaré una decisión que espero que sea también la vuestra.
Paz y Amor
He de admitir que no siempre he estado lo suficientemente comprometida con la política. Pasé mi primera juventud ocupada en la superficialidad de mis viajes, los flashes de las cámaras fotográficas y los vacuos oropeles del siempre mutátil mundo de la moda. Ningún elemento de la realidad política, ni (mucho peor aún) de la Realidad Trascendente podía penetrar la burbuja de consumo, fiestas y vanidad en la que me había envuelto de una forma tan asfixiante.
Algún día haré la narración completa de cómo conseguí escapar de ese mundo y Hacerme Mejor Persona, gracias a la inestimable ayuda de mis mentores espirituales. El relato sería demasiado largo para contarlo hoy, y además tengo clase de Meditación dentro de media hora. El caso es que a medida que mi Conciencia fue Despertando despertáronse a la vez en mi interior una serie de compromisos morales: a favor de la Vida, en contra del Materialismo y el Pensamiento Único de esta sociedad podrida. En lo abstracto, empezó una etapa de viajes hacia el interior de mí misma que me permitieron Conocerme Mejor. En lo concreto, me uní entusiastamente a una Cruzada contra los grandes males de nuestra época: la mal llamada "ciencia", el materialismo (y su hórrido heredero, el marxismo), las oscuras multinacionales de las armas, los cosméticos y los productos lácteos, farmacéuticos, etc.
Encontré un insospechado aliado en el Partido Popular, de la forma más inesperada. Durante una breve época mantuve relaciones con un joven profesor asociado de la Universidad Autónoma de Madrid. Pese a que me repugnaba su profesión -físico-, pude percibir que en su interior no todo estaba perdido, sino que anidaba dentro de él una llama de calor humano dispuesta a mantener su brillo en el mundo frío y cartesiano de mecanismos y epiciclos en el que él se movía. Eso, y que estaba muy bueno. Era, a la sazón, la época del segundo mandato de José María Aznar y mi joven amante físico, a lo largo de varias conversaciones de cama, me hizo saber el clima de desesperación que existía en la comunidad universitaria por causa de la política científica y presupuestaria del Partido Popular, que había reducido en gran medida los fondos para la "ciencia" básica y había incrementado de tal forma las barreras burocráticas que era poco menos que imposible mantener vivos los proyectos de investigación.
No lo manifesté en mi rostro para no hacer sufrir a mi amante, pero la noticia me llenó de una alegría.
Por fin había encontrado un Partido comprometido con mis mismas causas, decidido de una vez a cerrar el grifo a esa casta parásita de investigadores y científicos que tanto daño hace a Nuestra Bendita Madre Tierra. Me dediqué a recorrer hemerotecas, a consultar oráculos y a preguntar a mis contactos en el Siglo, y pude comprobar que en efecto la producción científica de España se había desplomado en los años de buena labor de gobierno del Partido Popular. Días más tarde, me afilié al Partido.
No sólo coincido con la posición del PP en su oposición a la ciencia, sino también en otras muchas cuestiones de vital importancia.
Por ejemplo, la sanidad. Ya sabéis que rechazo el pensamiento moderno, según el cual el cuerpo humano no es más que una sofisticada máquina biológica y que considera la medicina como una rama más de la fontanería. Hemos dejado que nos vendan un paradigma de antibióticos, trasplantes, cirugía y radiografías, dejando de lado técnicas curativas mucho más humanas, milenarias y satisfactorias: la imposición de manos, la Homeopatía, la Sanación Astral, la herboristería, la acupuntura, la Resonancia Zen y un largo etcétera. Hemos pasado de un conocimiento unificador del Cuerpo y el Alma a un chapucero sistema de prescripciones y recetas basadas en drogas químicas e implantes cibernéticos que destruyen nuestros equilibrios, especialmente los femeninos. Por lo tanto, una persona socialmente responsable se haya en la obligación de luchar contra este sistema monstruoso de hospitales, farmacéuticas, vacunas y prótesis. Cualquier iniciativa destinada a destruir el infame sistema de "salud pública" que tenemos es bienvenido: en ese sentido, sólo el Partido Popular ha dado pasos en la dirección correcta.
Lo mismo ocurre de la Educación Pública, actual nido de ratas en el que se inculca a nuestros infantes nociones perniciosas como física, religión católica, química o educación para la ciudadanía. Abogo por acabar de una vez por todas con ella, si no por la manera directa, que sería la deseable pero comprendo que la más difícil, al menos sí mediante la implantación de un sistema subversivo de educación concertada que facilite, llegado su momento, la disolución completa de la escuela pública.
Por no hablar de la posición firme y honesta de mi Partido en contra de la promoción, difusión y equiparación jurídica del homosexualismo, otro hito en la actuación social del Partido Popular cuya causa apoyo decididamente.
Todo esto, sin embargo, se encuentra en peligro por la ambición de personas como Gallardón y otros oscuros sicofantes, tecnócratas hambrientos de su cuota de poder. Qué decepción que el Partido se esté plegando a sus intereses en vez de al idealismo de mujeres válidas como Esperanza Aguirre y María San Gil.
En estas condiciones, me siento fuertemente tentada de abandonar el barco y unirme al partido UPyD. Sin embargo, no me atrevo a dar el paso: Rosa Díez se muestra ambigua respecto a las cosas que realmente interesan, y nunca ha hecho declaraciones acerca de los puntos realmente importantes de su programa... Esperaré un tiempo, intentaré Interpretar los Signos, y tomaré una decisión que espero que sea también la vuestra.
Paz y Amor
Moonstar
5 comentarios:
Creo que tienes mucho en común con ese blog:
http://liberalismoimplacable.wordpress.com
¿Os conocéis?
Todos los partidos apoyan en la actualidad el que tu llamas "homosexualismo", incluso UPD. Te queda afiliarte,me temo, tan solo a Fuerza Nueva o a Falange pero como que no te veo con la boina azul. Hale, dedicate mejor a recoger florecillas del campo y luego fumartelas, tia loca, y a ver si con suerte te internan. Borrega!!
¿Quién es más loca de las dos?
Ríete, si la conclusión que se extrae del materialismo de Marx es que su consecuencia política en nuestros tiempos es el PSOE: tremendo. Increíble. Yo me pregunto qué narcótico produce esas deducciones tan erradas.
Sin embargo hay más. Qué valerosa y creativa manera de defender la sanidad privada. Intuyo que detrás de todo ese mundo de druidas y hechizos se encuentra la también ancestral necesidad del beneficio económico… Si no el propio, el de colegas. Increíble, resulta increíble que se pueda atacar de tal manera la lógica humana intentando engañar al personal con ese rollo de curandero.
¿Se supone que privatizando la sanidad uno hace mejor bien a su Madre Tierra? ¿Se considera la autora de este panfleto hija de la Madre Tierra? ¿Va a abandonar, en ese caso, al resto de sus hermanos cuando pague la cuota de su clínica privada y los deje a ellos morirse en la calle? Supongo.
De la educación pública no hablaremos, no, porque intuyo que el seno de la familia de la autora, que tantos viajes, fiesta y vanidad le costearon de joven, no autorizará que esta pobre mujer aprenda sobre lo que significa la educación en una sociedad como la nuestra. No creo que ella tampoco, se haya planteado, la educación pública como vía para superar el subdesarrollo social. Hablando de subdesarrollos, debería ella, plantearse la difícil tarea de introducir en su esotérico cuerpo algo de información sobre educación pública norteamericana.
Para no agotar a nadie, también es una muy válida recomendación la de aprender algo sobre la tecnocracia para utilizar de manera correcta el lenguaje. No la árida y superficial disciplina de la ortografía (que también es necesaria), no, sino la básica y fundamental idea de que sólo se debe utilizar una palabra cuando se conoce.
A veces cambiar de tema tiene unas consecuencias inesperadas.
El comunismo y el socialismo desaparecieron en el siglo pasado y ahora nos llegan los flecos de lo peor mezclado con la tradición de la mafia.
El viruZ de la giliprogrez, al parecer, también ha calado en el PP.
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